La superficie

 

 

Pensando en los juicios o conductas superficiales que desplegamos en ocasiones, me viene a la cabeza que la superficialidad es una coraza. Nos sirve para protegernos en accesorios o ropajes cuando no queremos mostrarnos vulnerables y preferimos optar por jugar a roles. También nos contenta el pensamiento despachando rápidamente la profundización en ideas que nos inquietan o no comprendemos y en personas que nos remueven e interpelan. La superficie de una cosa sugiere a nuestros sentidos si debemos tocarla o repelerla, si podemos acariciarla o apenas rozarla con la punta de los dedos. La superficie se nos da a primera vista pero la profundidad puede no requerir más tiempo. Es posible captar en un segundo que debajo de superficies ásperas hay jugosos interiores, pero no simplifiquemos, debajo de apariencias hermosas puede haber aún más hermosos contenidos.

 

¿Qué hay debajo de las superficies que ves en este momento a tu alrededor?

 

¿Qué superficies aprecias? ¿Cuáles rechazas?

 

¿Por qué te aferras a esas superficies? ¿Qué te dan?

 

Ejercicio para cultivar la competencia filosófica de la profundidad
 
 

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