¿Normas por encima de Personas? La competencia filosófica de la Autonomía

La semana pasada incluía la Autonomía dentro de las competencias filosóficas que se aprenden y desarrollan con Asesoramiento Filosófico. El origen de esta palabra está en el griego: “autós” es “uno mismo” y “nomos” es “ley”. Así, Autonomía quiere decir “darse leyes a uno mismo”. Es la capacidad que todos tenemos de ser nuestros propios gobernantes, de crear normas o reglas que nos funcionen en nuestra vida de acuerdo a nuestro concepto de lo bueno, de gestionar nuestras conductas según esas reglas que nos damos y de cambiar tantas veces como queramos de reglas si vemos que no funcionan las que tenemos. Dicho así, algunos lectores ya estarán poniendo el grito en el cielo viendo egoísmo, caos, indisciplina, etc. Sin embargo, por supuesto que nuestra autonomía personal debe tener en cuenta, fundamentalmente, a los demás y, con ellos, a la sociedad en la que vivimos, la cultura, el medio ambiente y, en definitiva, todo lo externos a nosotros mismos.

No obstante, esto último no sirve de excusa. Hay muchísimas situaciones en las que simplemente seguimos unas reglas por miedo al castigo, porque es fácil y así no hay que pensar mucho, porque lo hace la mayoría, porque lo dice alguna autoridad, etc. Y en muchas de esas situaciones cotidianas, esas reglas y normas que seguimos no tienen ningún sentido, impiden la realización eficaz de una tarea, perturban la armonía en un grupo, no sirven para nada y, lo peor, machacan y perjudican a las personas. Entonces, ¿por qué las seguimos?

La sumisión a unas reglas sin cuestionamiento y sin preguntarnos si todavían cumplen la función para la que fueron establecidas nos convierte en ovejas que siguen cualquier cosa; hasta el punto, a veces, de ser capaces de tirarnos por un barranco si el pastor lo dice. Quizá lo peor sea que mucha gente, por seguir lo que otros dicen, cometen verdaderas atrocidades, porque las normas nunca pueden estar por encima de la persona. Las normas nos ayudan a vivir a nosotras, las personas. Cuando la norma cobra tanta entidad que no puede discutirse y que no ayuda, cuando existe una falta de responsabilidad personal sobre nuestros actos, cuando hay obediencia, sumisión y servilismo sin cuestionamiento y crítica, el riesgo es muy alto. Eso se ha mostrado en diversos experimentos:

El experimento de la cárcel de Stanford:

Aquí, el trailer de la película El experimento basado el experimento de la cárcel de Stanford:

El experimento de obediencia a la autoridad de Stanley Milgram:

 

Es necesario que cultivemos y desarrollemos esta Autonomía, que va de la mano de otras competencias filosóficas como el espíritu crítico y el cuestionamiento y, finalmente, la responsabilidad, de asumir nuestras conductas, el porqué hacemos lo que hacemos y qué sentido tiene. 

 

Visionad los documentos, ved la película y plantearos las siguientes cuestiones:

 

Sobre la película y los experimentos:

 ¿Y si alguien se hubiera negado a cumplir con unas reglas que les estaban llevando a la violencia?

¿Y si entre todos hubieran establecido nuevas reglas más operativas y sensatas?

¿Y si alguno hubiera cuestionado la autoridad cuando las normas que venían de ella eran insensatas y atentaban contra las personas?

¿Y si hubieran pensado en la responsabilidad que cada uno de ellos tenía por ser cómplices y participantes activos de esa situación?

 

En tu vida diaria:

¿Obedeces a alguna autoridad sin preguntarte por qué y qué sentido tiene?

¿Por qué confías en las normas que te da una persona que transgrede dignidades personales?

¿Te cuestionas por qué haces las cosas y qué normas hay detrás?

¿Te responsabilizas de todas las acciones que haces, aunque las hayas hecho por seguir una norma?

¿Por qué haces lo que haces?

 

¡Practica!

Pasad un buen fin de semana y aprovechad para ver la película que os recomiendo, os gustará…

 

Deja un comentario